Renacer o morir: el águila.

Cuando en la calle se les pregunta a los paseantes qué ven en la televisión, la mayoría suele contestar “los documentales de La 2”. Evidentemente, esta repuesta es políticamente correcta pero seguramente falsa. Si fuera verdadera, La 2 sería la cadena líder de audiencia, lo cual es una utopía.

No obstante, tengo que reconocer que una vez sí vi uno de esos documentales, y tuve mucha suerte porque estaban emitiendo un reportaje sobre el águila.

El documental giraba en torno a la vida de esta majestuosa ave. ¿Sabes que de entre las aves, el águila es la que más tiempo vive? Pues sí, cerca de 70 años.

Pero para alcanzar esta edad, el águila debe tomar una difícil decisión a sus 40 años: nacer de nuevo, renacer.

Cuando el águila alcanza los 40 años, sus uñas se ablandan y se encogen, resultándole más difícil agarrar las presas de las cuales se alimenta. El pico, que hasta entonces era alargado y puntiagudo, se encorva. Las alas se degeneran y se hacen pesadas, se les doblan sobre el pecho, impidiéndoles emprender vuelos ágiles y veloces.

En este estado al águila sólo le quedan dos alternativas: morir o pasar por una dura prueba a lo largo de unos cinco meses. Esta prueba consiste en volar a la cumbre de una montaña y buscar refugio en un hueco cavado en el peñasco. Allí golpea su viejo pico contra la roca hasta romperlo, y espera hasta que le crezca el nuevo, con el que pueda arrancarse las uñas. Cuando le crecen las uñas nuevas, el águila se arranca las plumas viejas; y después de cinco meses, una vez crecidas las plumas nuevas, el águila comienza a volar de nuevo, decidido a vivir otros 30 años más.

¡Increíble!, ¿verdad? A lo largo de la vida de una agencia inmobiliaria la posibilidad de sobrevivir depende muchas veces de imitar el ejemplo del águila. El empresario inmobiliario que se entrega abatido al peso de las dificultades tiende a abreviar los días de su negocio. En cambio, el que es capaz de aguantar el período crítico sale fortalecido y preparado para alcanzar el éxito.

Hace cuatro semanas acabamos una consultoría en Jaén con uno de esos empresarios inmobiliarios que te alegras de conocer, y que había tomado la acertada decisión de renacer, como el águila.

Contaba con las herramientas digitales más potentes, pero su negocio seguía estancado. Sin embargo, no estaba dispuesto a rendirse, quería aguantar y volar hasta la cumbre de la montaña. Y por fin nos encontró.

En Nuevo Enfoque Inmobiliario le hemos ayudado a despojarse de las viejas plumas, de las marchitadas uñas y de las obsoletas prácticas que no le diferenciaban de sus competidores. Siempre había estado dispuesto a aplicar las estrategias y las tácticas más efectivas para el sector de la intermediación inmobiliaria, pero hasta ahora no las conocía porque estaba distraído y despistado con cantos de sirena.

Hoy nos ha llamado para confirmarnos que las cosas han cambiado en su negocio, y que él ha renacido, como el águila.

Antes de irte…

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